Cobertura Guelaguetza: Danza de los Zancudos de la Villa de Zaachila

En el primer promocional de la edición 2016 de Cobertura Guelaguetza nos vamos a conocer una de las principales y más conocidas danzas de los Valles Centrales, nacida en un barrio del último imperio zapoteca vamos a vivir la peculiar Danza de los Zancudos o Zanqueros de la Villa de Zaachila.

Zaachila se ubica a escasos 20 minutos de la capital del estado de Oaxaca en la región de los Valles Centrales, en esta tierra de reyes zapotecas se viven dos de las principales danzas del estado, la Danza de la Pluma y la Danza de los Zancudos, esta es ejecutada en las festividades patronales de los 10 barrios zaachileños y es bailada exclusivamente por hombres que ataviados con la ropa tradicional de Zaachila representan a los hombres y mujeres de la población. Es importante destacar que los hombres que se visten de mujer llevan la cara cubierta, pues es parte de la danza que el pueblo y sus parejas de baile no conozcan su identidad , esta danza también se le conoce como una danza de comparsa, pues carece de coreografía, tiene número indeterminado de danzantes y no cuenta con un rango de edad establecido para los participantes.

En este promocional admiraremos el baile del Jarabe del Valle y del Danzón Nereidas, quizá la máxima joya música zaachileña compuesta por Amador Pérez Torres “Dimas”, el atrio del templo de la Natividad de María y El Cerrito, lugar en donde reposan las máximas ruinas arqueológicas zapotecas, son los escenarios que nos llevan a este viaje de identidad y orgullo zaachileño.

EL ORIGEN DE LOS ZANCUDOS, LA APARICIÓN DE SAN PEDRO

La danza de los zancudos nació en el Barrio de San Pedro de la Villa de Zaachila, la historia narra que en un un cerro que divide al pueblo de Jalpan y Zaachila se apareció San Pedro. El santo fue visto por un anciaciano que pasaba por el lugar y este le pidió que construyera una iglesia con su nombre en el pueblo de Zaachila. Al no cumplirse su encargo, San Pedro continuó apareciéndose en forma de persona resplandeciente, hasta que un día fue capturado por los lugareños y encerrado en un pequeño templo por la desconfianza que le tenían.

Unos topiles fueron colocados a la entrada del templo con rifles y machetes para vigilar que no se escapara. Al día siguiente, cuando llegó la autoridad y abrió la puerta, el santo había desaparecido, pero más tarde fue visto nuevamente conversando con el anciano, en esta ocasión San Pedro le indicó que era enviado de Dios para proteger al pueblo.

Los pobladores al ver esto intentaban de cualquier manera ser testigos de esta aparición, algunos quitaron las maderas de sus carretas y se subieron en ellas, logrando así ver con claridad al santo aparecido.

Una semana después los hombres crearon sus zancos hechos con estacas de carreta, acompañados de un tamborero y mujeres con velas y esencias de copal, llegaron a los pies del cerro donde una semana antes apareciera San Pedro a festejar bailando, allí encontraron su imagen, que fue llevada a donde hoy se asienta el barrio, y encomendada al padre, quien inició la construcción del templo.

DISFRUTA DE LA DANZA DE LOS ZANCUDOS EN EL SIGUIENTE MATERIAL


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